La finalidad de este mantenimiento es pronosticar cuándo un
componente del sistema va a fallar, de forma que se pueda tomar una decisión
(reemplazarlo o repararlo) antes de que falle.
Este mantenimiento se lleva a cabo mediante herramientas de
diagnóstico que permiten comprobar el estado de los componentes del sistema sin
detenerlo. Las herramientas utilizadas se suelen emplear de forma continua en
el sistema y, en muchas ocasiones, se monitorizan desde un equipo central que
utiliza el responsable de mantenimiento. Un ejemplo ilustrativo de herramienta
son los indicadores de temperatura de los equipos o el estado de fragmentación
del disco duro.
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