Aunque el progreso de la robótica no se ha producido con la
rapidez que se presentaba en la ciencia-ficción de décadas atrás, ni en las
direcciones que entonces parecían las más obvias, ya no hay duda que los robots
han llegado para quedarse. Su impacto en la sociedad ha quedado bastante
disimulado hasta hace pocos años, ya que la inmensa mayoría de los robots
estaban recluidos en las factorías o envueltos en misiones militares secretas.
Los primeros robots domésticos comercializados a gran escala, que barren,
aspiran y friegan los suelos, son la primera oleada de la robótica cotidiana,
como lo fueron a principios de la década de 1980 los primeros ordenadores
personales.
En los laboratorios, y para tareas científicas o de
seguridad sobre el terreno, ya existe toda una fauna de robots a cada cual más
asombroso. Una flota creciente de robots submarinos realiza mediciones
oceanográficas, pudiendo navegar de manera autónoma durante semanas y hasta
meses. Algunos descienden a enormes profundidades oceánicas. El robot Dante,
con cerca de media tonelada de peso y ocho patas, se hizo famoso por su
capacidad de descolgarse, cual araña cibernética, por el interior de cráteres
de volcán, haciendo honor a su nombre. Los robots insectoides han conseguido
todo tipo de hazañas, desde convertirse en líderes de un grupo de cucarachas, a
trepar por las paredes con una facilidad pasmosa. En conductas muy simples, los
robots con apariencia humana comienzan a ser confundidos con humanos reales. A
los robots policiales para desactivación o detonación segura de artefactos
explosivos se les han unido colegas preparados para inspeccionar in situ zonas
de desastres nucleares, limpiar vertidos tóxicos en factorías químicas, y
ayudar de manera crucial en rescates de personas atrapadas bajo escombros o
sumidas en otras situaciones límites.
En el ámbito militar, el despliegue de los robots es mucho
más sigiloso que en otros sectores, por evidentes motivos de secreto
estratégico. Pese a ello, se sabe que las tropas estadounidenses en Irak desplegaron
varios miles de robots. Y ya hay quien, desde su condición de experto en
robótica, alerta de que no puede permitirse que los robots decidan por su
cuenta si atacar o no a un humano.
La tecnología robótica avanza por diversos ámbitos. La
capacidad de ver el entorno e interpretarlo de manera correcta y rápida sigue
aumentando. También hay ya prototipos de robots que saltan, otros que vuelan,
algunos que se deslizan como las serpientes, y otros con los más variopintos
métodos de locomoción y formas corporales.
Entre los prototipos ensayados en laboratorios, destacan un
robot que "come", pues obtiene su energía a partir de un
procesamiento de materia orgánica comparable a la digestión; otro metamórfico,
que cambia la forma de su estructura externa de termoplástico moldeándola para,
por ejemplo poder pasar por un espacio estrecho; e incluso se han hecho ya
experimentos de robots capaces de fabricar a otros con su misma capacidad.
De los robots que he tenido la oportunidad de contemplar
funcionando ante mí, el que más me impresionó fue un prototipo previo del
Sojourner que desembarcó en Marte en 1997.
He conocido personalmente a algunos robotistas, incluyendo a
Rajiv Desai de la NASA, del equipo técnico responsable del prototipo que acabo
de citar, y a David Miller que trabajó en el MIT, el Caltech (Instituto
Tecnológico de California) y la NASA.
El futuro es de los robots
La tecnología robótica avanza día a día a pasos agigantados,
y muchos dilemas o problemas que los robots plantean, y que la sociedad humana
aplazaba hacia un futuro lejano, se vuelven actuales, como por ejemplo el caso
de la desigual competencia entre humanos y robots por el empleo. Por otra
parte, a medida que la ciencia y la ingeniería perfeccionan sus desarrollos
robóticos se puede empezar a comparar los prototipos actuales con lo que hasta
hace pocos años imaginábamos que sería el futuro.
-En el futuro: Humanos vs. Robots
Un grupo de investigadores ha realizado un estudio según el
cual en apenas 30 años los humanos deberán competir con los robots por los
puestos de trabajo; lo cual implicaría en muchos casos la necesidad de injertar
implantes que vuelvan a los humanos más robóticos, es decir, más eficientes
para esta competencia. Según el estudio, citado por el periódico británico
Daily Mail, en 2040 el humano tendrá dificultades en la vista, cinturas anchas
y genitales más pequeños que ahora, por las exigencias laborales a las que
estará sometido. Por esta razón aparecerán los implantes biónicos, similares a
los smartphones en los oídos, chips de seguridad en los dedos, y todo lo que se
invente y favorezca a mejorar la aptitud física y mental. De todas formas, el
estudio advierte que todavía muchos empleos no podrán ser reemplazados por
robots, como los que implican la toma de decisiones, la creatividad; o como por
ejemplo, la construcción de robots.
-En la actualidad: Hormigas Robot
Científicos estadounidenses del SRI International ya han
desarrollado y construido hormigas robots que permitirían mejorar mucho la
performance de la fabricación de pequeños objetos de vidrio, metal o madera.
Estas hormigas trabajadoras robóticas se mueven a una velocidad de 35
centímetros por segundo, y podrían ser muy útiles en la construcción de
estructuras de células artificiales o circuitos eléctricos.
-No serán como Terminator
Una de las principales diferencias entre lo que la humanidad
imaginaba que serían sus robots del futuro y lo que el presente de la robótica
propone, es la contextura: no se trata en absoluto de formas sólidas y rígidas
como el famoso Terminator, sino por el contrario de robots casi siempre
pequeños, flexibles y compuestos de partes blandas; así es Bubbles, un pez
robot exactamente igual a una carpa, desarrollado en el Instituto de Tecnología
de Massachussets. Se trata del primer robot autónomo y autosuficiente hecho
casi íntegramente con partes blandas. Sucede que los robots blandos no
requieren el control total de sus movimientos (como sucede con los rígidos),
por lo que son mejores para desenvolverse en entornos no controlados, como por
ejemplo en un desastre natural.
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